Turno para Marina Abramović

Coincidiendo con la representación de la ópera Vida y muerte de Marina Abramović en el Teatro Real de Madrid -una obra en la que se juntan el teatro, la música y la palabra para describir la sobrecogedora biografía de la artista serbia representada por ella misma y que reúne sobre el escenario a la propia artista junto al actor y escritor Willem Dafoe, el director de escena Bob Wilson y el cantante y compositor Antony and the Johnsons-, la Fábrica Galería presentará, del 10 de abril al 2 de junio, la  exposición Selected Early Works, una selección de fotografías y  vídeos de performances históricas de la artista.

En la exposición se mostrarán fotografías de obras clave en su carrera como Rhythm 4 (1974), Rhythm 10 (1975), Art Must Be Beautiful, Artist Must Be Beautiful (1975) y Relation in Time (1977). Se incluirán vídeos de esta última performance así como de Breathing in/Breathing out with Ulay (1978).

Desde los inicios de su carrera, Marina Abramović (Belgrado, 1946) trabaja en solitario. Tras un breve contacto con las instalaciones sonoras, comienza a realizar sus primeras performances: Rhythm 4, Rhythm 5 (ambas de 1974) y Rhythm 10 (1975), que estuvieron salpicadas por el escándalo.

Siguiendo la idea -común a todos los performers– de sentir el mundo a través de la experiencia personal del cuerpo, la artista trató de indagar en los límites de la resistencia moral y física, reflexionando sobre los patrones de comportamiento de la mente y el organismo. Su idea era establecer un diálogo energético con los espectadores.

Desde 1975 y hasta 1988, Abramović comienza a trabajar con Ulay. Pocas veces en la historia del arte una relación afectiva entre dos artistas ha dado tantos frutos a nivel creativo. Su complicidad y atracción, así como su excelente sintonía y entendimiento, les hizo crear un núcleo de trabajo centrado en su propia relación como pareja. En performances como Relation Work (1976), Relation in Time (1977) o Interruption in Space (1977), Abramović y Ulay reflexionaban sobre las condiciones dualísticas en las que crecía su relación: hombre/mujer, soledad/compañía o deseos/prohibiciones.

En la performance Rhythm 10 (1975), Abramović exploró elementos del ritual y el gesto. Utilizando 20 cuchillos y dos grabadoras, la artista jugó a la ruleta rusa. Mediante golpes rítmicos de cuchillo entre los dedos de su mano, cada vez que se cortaba cogía un cuchillo nuevo del montón que había dispuesto y grababa la operación. Después de cortarse veinte veces, reprodujo la cinta, escuchó los sonidos y trató de repetir los mismos movimientos, intentando repetir los errores, uniendo de esta forma el pasado y el presente. Con este trabajo, Abramović se propuso explorar las limitaciones físicas y mentales del cuerpo -el dolor y los sonidos de las puñaladas, el doble sonido de la historia y la repetición- y comenzó a considerar el estado de conciencia del performer. «Una vez que entras en el estado de performance puedes empujar a tu cuerpo a hacer cosas que en condiciones normales jamás harías».

Art must be Beautiful, Artist must be Beautiful (Copenhague, Dinamarca, 1975) es una de las primeras performances de Marina Abramović. Al igual que la serie Freeing… (Freeing the Body, Freeing the Voice and Freeing the Memory, 1976) no trata sobre el dolor físico, sino más bien sobre el estado mental al que se puede llegar a través del dolor. En la grabación se puede ver a Abramović peinando su larga cabellera agresivamente. Con un cepillo en una mano y un peine en la otra, trabaja en su cara y pelo, mientras repite la frase «el arte debe ser bello, el artista debe ser bello». Su voz delata que está sintiendo dolor, y su cara también hace que sea muy claro que ella se está haciendo daño.

No cabe duda de que Marina Abramović es polémica, impactante, sorprendente y agresiva, no sólo con ella misma, si no tambien hacia el espectador. Lo que hace es situarlo en una situación difícil, nos presenta acciones desagradables o comprometidas ante nuestros ojos y nosotros no sabemos cómo reaccionar ¿actuamos también, o seguimos mirando atónitos ante lo que se nos muestra? Quizá lo que busca la artista es eso, no solo experimentar sus propios límites, sino también los límites de lo que cada individuo puede soportar.

Turno para Marina Abramović 5

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